lunes, 2 de junio de 2008

Una gringa en Nasca: María Reiche (Por :Salvador Navarro)

-Buenos días. ¿Estar señor alcalde? Yo querer verlo. Una gringa alta, de lentes, de académica apariencia y armonioso cuerpo me hacía esta pregunta con marcado acento teutón; se refería al joven burgomaestre José Pazos Mata, quien en ese entonces –año 1946- presidía la Junta Municipal Transitoria de Nasca. Era uno de los primeros meses de ese ya lejano año cuando Nasca todavía no se recuperaba de los estragos del terremoto del 42. Yo, que desempeñaba el cargo de secretario de la Municipalidad, le hice saber que él no tardaría en llegar y le rogué tomar asiento en el despacho de la alcaldía. Poco después hacía su aparición Pepe Pazos y al enterarse de la presencia de la doctora María Reiche, que era la persona referida, me dijo con su conocida jovialidad: -Acompáñame negro, tú que eres medio gringo. Fue así como el destino me deparó la suerte de conocer a la entonces joven María Reiche, cincuenta años más tarde reconocida como sabia de resonancia mundial. Fue así como estuve presente durante la conversación con que se inicia la gesta del descubrimiento de las líneas y dibujos de las pampas de Nasca, al lado de José Pazos Mata, uno de los mejores alcaldes que Nasca ha tenido. En esa entrevista, logró María Reiche hacerse entender en su difícil castellano, expresando que el doctor Paul Kosok, prestigioso catedrático de la Universidad de Columbia se había dirigido a ella, quien se encontraba trabajando en el Cuzco, para encargarle viajar a Nasca para estudiar los interesantes trazos y dibujos, cuya presencia él había podido confirmar desde el avión en que viajaba sobre las Pampas de San José, cercanas al distrito de Ingenio; que por tal razón ella venía a solicitar la autorización para realizar sus investigaciones in situ, y, de ser posible gozar de alguna ayuda económica. Pazos Mata, con la fineza que lo distinguía, le respondió que le agradecía en nombre de Nasca hacerle saber de este nuevo hallazgo de la historia antigua de su pueblo y que, como alcalde la autorizaba para realizar sus trabajos e investigaciones en las mismas Pampas. En cuanto a la ayuda económica, no pudo ofrecérsela pues los recursos municipales eran estrechísimos. Recuerdo que no había dinero ni para reparar el reloj público afectado por el terremoto ni restituirlo en el frontispicio del local del municipio. Ese reloj aún existe en el mismo lugar aunque siempre con irregular funcionamiento. Sin embargo, Pazos Mata le ofreció movilidad para trasladarse de Nasca a las Pampas en el nuevo y recién adquirido camión de la Baja Policía. En coordinación con el doctor Alberto Rossel Castro, párroco de Nasca e inspector de museo y biblioteca, dio precisas instrucciones para que ella pudiera movilizarse junto con el chofer en las oportunidades que ella creyera convenientes; dispuso también que se le dieran órdenes de compra para algunos víveres y escobas –con alemán sentido práctico ella tenía ya como prioridad la limpieza de los trazos- para las tiendas de don Alejandro Lisung y don César Augusto Lí. (En: Cronista de Nasca, Lima, 2008) Más sinopsis sobre Una gringa en Nasca: María Reiche
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Una gringa en Nasca: María Reiche por Salvador Navarro Cossio 2008