viernes, 6 de junio de 2008

Un iqueño en Nasca (Antonio Caro)

Estuve en Nasca, pero en realidad parecía no ser Nasca, en su transformación tan rápida y tremenda que llama al interrogante. A esa ola incontenible de su progreso la empuja su legendario ancestro, su riqueza agrícola, minera, y su privilegiada posición geográfica. El nuevo trazo de sus calles y su pavimento de seis pulgadas de espesor ha transformado su fisonomía urbana. El semblante de las gentes emana orgullo y regocijo. Caminé calles arriba y una amplia y novísima avenida me llevó a un imponente y gris edificio que no pude saborear en su interior pero que su aún fresca placa conmemorativa dice con sintética elocuencia “Nuevo Camal de Nasca”… Deambulo ya de noche por calles y plazuelas y me pregunto quién esgrimió la varita mágica del Sésamo ábrete para Nasca, quién transformó la tierra y el polvo en concreto y por quién se edificó ese camal que también necesita Ica. Pregunté al chofer, pregunté al transeúnte, pregunté al vendedor ambulante y al emolientero, y de labios de todos salió un nombre: fue Navarro. Pero, qué Navarro, interrogué, -Cómo, ¿no conoce a Salvador Navarro, al flaco, a Navarrito? -, y con un gesto de incredulidad el noctámbulo emolientero se dispuso a atender a su cliente. Recién entonces recordé al flaco y juvenil amigo del año 1937, corriendo detrás de la pelota en los campos de Eccles y San Miguel, y se me reflejó como el noctámbulo emolientero, exprimiendo hasta el colmo el limón de la Ley 12676 en el vaso romántico de su Nasca. Nota.- La Ley 12676 creó el Fondo Nacional de Desarrollo Económico y las Juntas Departamentales de Obras Públicas. Salvador Navarro Cossio es único delegado de Nasca ante la Junta de Ica. Ica, setiembre de 1961. (Publicado en el diario La Opinión, Ica, 27 de setiembre de 1961)